Columna

NI QUE FUERAS TAN BUENO

Me gusta imaginar escenarios posibles que justifiquen mis artículos. En esta ocasión les presento el caso del artista criticado. Acompáñenme a ver esta historia.

Una noche, el artista cansado de ver pornografía en internet, teclea su nombre en google esperando tener suerte. Para su complacencia descubre que el mundo se fija en él. Hay diez o veinte noticias, treinta o cuarenta fotografías y dos o tres videos en youtube sobre su trabajo.

Pero… ¡Oh, sorpresa! Al abrir un link se le queman los ojos. Es que ha descubierto que un colega suyo, vecino de su ciudad, le ha dedicado una crítica con palabras como estás: ‹‹no es su mejor trabajo››, ‹‹creo que debería mejorar››.

Entonces, el artista se sube el calzón, se limpia las manos y escribe en sus redes sociales dando furiosos golpes en el teclado ‹‹¡Pos ni que fueras tan bueno como para criticarme, pendejo!››.

Obviamente estoy polarizando una situación. Pero también puedo trasladarla a un escenario más realista por medio de preguntas: ¿Cuán sensible es el artista ante la crítica?, ¿tiene derecho a defenderse de ella o debe asimilarla?, ¿cuán bueno tiene que ser el crítico para criticar? Seguir leyendo

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Noches blancas

El viernes 13 de mayo de 2016 se presentó en Plan B Estudio Teatro una adaptación de Noches blancas del novelista ruso Fiodor Dostoievski (1821-1881), quien es considerado uno de los más importantes escritores de occidente. Friedrich Nietzsche, el filósofo alemán, lo admiraba por considerarlo a través de sus novelas el más grande psicólogo de su tiempo. Sigmund Freud, el padre de la psicología moderna, en algún momento también mencionó la capacidad de este autor ruso para mostrar las contradicciones de las conductas humanas. Sus novelas y cuentos son en muchos aspectos una radiografía de la sociedad moderna y una base del posterior desarrollo literario mundial. Es considerado un clásico y por lo tanto sigue siendo tan novedoso como cuando fueron recién publicados sus libros. Entre muchas otras de sus obras destacan Memorias del subsuelo, Crimen y castigo, Los demonios y Los hermanos Karamázov. Seguir leyendo

Columna

Sobre la ignorancia

Si no estoy equivocado ni Montaigne ni Bacon tienen algún comentario respecto a la ignorancia. Es una lástima que así sea, debido a que en nuestros días nos hace mucha falta. Quizá precisamente ellos no tuvieron la necesidad de escribir nada al respecto, porque aunque en todas las épocas los hombres por lo general han sido ignorantes, al menos considero que en el tiempo en que ellos vivieron no había necesidad de que se los hicieran ver, porque existía como un pacto social o una prudencia en los hombres públicos, o en los que querían serlo, de saber que sus realidades y pequeñas mentes no serían capaces de abarcarlo todo. Es probable que la diferencia entre nuestro tiempo y el pasado respecto a la ignorancia no sea de grado, sino de conciencia; en este momento es muy difícil hacerle ver a alguien (sin que éste se ofenda) que lo que está haciendo o diciendo son puros disparates. Seguir leyendo

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La charla «sexy»

El 14 de mayo a las 9:30 p.m. se nos dio cita en el bar Garcés para presenciar un experimento escénico. María Fernández Aragón junto a Alam Sarmiento organizaron este evento con la justificación de hablar de la próxima puesta en escena del clásico Casa de muñecas de Henrik Ibsen que se estrenará la siguiente semana en Plan B Estudio Teatro. Esa fue la justificación que se le dio al público; sin embargo, desde el principio quedó claro que la intención iba dirigida hacia otro punto, y cuando María Fernández comentó en la plática que nosotros éramos actores, se confirmó lo que ya parecía evidente. Seguir leyendo

Columna

¿Y QUÉ NOMBRE LE PONDREMOS?

Uno
Eso de ponerle nombre a un libro es una de las fases más interesantes de la literatura, ya que el autor invierte la misma energía creativa en intitular su obra que en hacerla, porque de ello dependerá el éxito de ventas.

La sociedad coincide en considerar exitosos libros como Cien años de soledad, Gringo viejo, Pedro Páramo, Como agua para chocolate, 20 poemas de amor y una canción desesperada, El romancero gitano, La insoportable levedad del ser, Harry Potter y la cámara secreta, El código Da Vinci, etc. Si lo pensamos un poco, está tan bien logrado el título que por sí mismo conocemos al autor.

A mí me fascinan los siguientes nombres: Los amores difíciles de Italo Calvino, Alexis o el tratado del inútil combate de Marguerite Yourcenar, Crónicas de pobres amantes de Vasco Pratolini, Muerte al filo de obsidiana de Eduardo Matos Moctezuma, Música para camaleones de Truman Capote.

Me atraen por cómo suenan. Aunque quisiera un día lograr algo parecido (por poco y digo que me da una envidia terrible), todavía no me atrevo a jugar con ellos para darle nombre a alguna de mis obras de teatro.

Sería ridículo hacer algo como Crónica de lindos errantes, Muerte al hilo de hebras, Partitura para lagartijas, La insoportable hilaridad del rey. Seguir leyendo

Columna

LOS LIBROS Y SUS PRECIOS

A los escritores nos fascina ver fotografías de otros escritores en su hábitat natural: bebiendo en las cantinas; abrazándose con otros grandes escritores; escribiendo a máquina; pero sobre todo, nos deleita verlos en su biblioteca. Un enorme cuarto con estantes de piso a techo, rebosantes de libros, que amenazan con venirse abajo por el peso, podría causarles orgasmos múltiples al escritor más frígido del mundo.

Los escritores compramos libros. Quisiera decir que nunca los robamos, pero estaría faltando a la verdad. Hay quienes desobedecen el séptimo mandamiento contra las bibliotecas públicas argumentando que “es que nadie lo va a leer”. Por otro lado, en demasiadas ocasiones cumplimos a cabalidad el adagio cuasi mosaico que dice “pendejo el que presta un libro, pero más pendejo quien lo devuelve”, que es lo mismo que robar.

¿Por qué los compramos o por qué los sustraemos? Porque son, además de la vida misma, la materia prima con la que trabajamos la creación. Un escritor debe acumular tantos libros como experiencias vitales, aunque ambas cosas le cuesten demasiado. Seguir leyendo

Ensayo

Libros y librerías, el mercado y sus tragedias

Hace poco me encontraba en Gandhi, esta librería reconocida por sus originales campañas publicitarias, cuando de pronto encuentro un libro de Zizek, sorprendentemente con un precio de $25 pesos y de inmediato lo tomé.
¿Estoy en el libro usado? – pensé – pues no es costumbre encontrar libros a ese precio. Sí, tenía esa etiqueta roja que a veces es pura broma para los inocentes lectores, pero esta ocasión era verdad, real y tangible: sólo $25 pesos mexicanos, sin truco.

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Columna

¿CLARA EN LA ESTACIÓN O LA SEÑORA EN SU BALCÓN?

Además de haber sido esposa de Octavio Paz, de haber escrito Los recuerdos del porvenir (1953), y de que hoy sabemos que fue espía por parte del gobierno (1968), Elena Garro escribió un teatro de excelencia que la pondría por encima –aunque sea un solo escalón- de Rosario Castellanos y Maruxa Vilalta.

El FCE editó sus obras completas en varios tomos. Uno de ellos se le dedicó a su dramaturgia. Seguramente usted, querido lector, no lo ha leído -y no lo culpo porque sé que nadie lee teatro así como lee novelas-, pero quiero informarle que se ha perdido de una experiencia sumamente agradable.

Le informo también que tres de sus obras forman parte del repertorio de la compañía de teatro La Gaviota, que dirige Gerardo Moscoso. Estas son El árbol, Los perros y Un hogar sólido, así que tarde o temprano las verá en escena.

Pero de momento no están en cartelera. Así que le recomiendo ir a Plan B Estudio Teatro, porque allí, como parte de su primer aniversario, están presentando Clara en la estación dirigida por Enrique Esquivel.

Me agrada que las obras de Garro se produzcan ya que es un teatro ejemplar. Con esto quiero decir que tanto actores como directores y dramaturgos deberíamos estudiarlo, seguirlo y hacer escuela, porque su lenguaje es altamente poético e íntimo, presenta una profunda y firme construcción de personajes –sobre todo las mujeres-, y parece ser anecdótico.

Elena Garro nos brinda claves sobre su vida, sobre su relación con Paz, con la sociedad, desde su identidad como mujer. En este punto debo detenerme y abandonar su tratamiento, porque no es el tema que quiero abordar ya que para ello se vuelve necesario un estudio mayor sobre su vida y obra. Pocos autores me despiertan tal inquietud. Prometo –a mí mismo- que realizaré las investigaciones correspondientes.

Clara en la estación es pequeña variación de La señora en su balcón, publicada en 1960 y fue montada por primera vez en 1966 dirigida por Alejandro Jodorowski en el INBA -¿ya notan la importancia de la obra? Seguir leyendo

Reseñas

Colores de la Infancia

colores de la infancia 2

Ayer 29 de Abril asistí nuevamente a Casa Aquelarre donde ahora se presentaba esta iniciativa de dramaturgia lagunera, lo cual significa que se empieza a gestar un ambiente teatral propicio, donde muchos de los agentes que hacen teatro están generando propuestas propias, lo que habla de que la región y sus habitantes tienen ambición y algo que decir. Seguir leyendo