Cuento

CASI TODO SOBRE ÉSTE Y SOBRE AQUÉL

CAPÍTULO PRIMERO
UN INSULSO VIAJE EN CHAPALOVE

Esta es una de esas raras veces en que el chámion no va tan lleno y yo no estoy presionado de dejarle el asiento a ancianos cerillitos, a inválidos pediches o a señoras gordas que se suben con mandado y niños. Además, el ChapaLove me arrulla a volantazos y los rayos del sol entran por la ventanilla y se me clavan en los ojos haciéndome soñar. Seguir leyendo

Cuento

Lacricholo (el tiro final)

S T A G E 1

A cada pedaleo en su ranfla, Lacricholo sentía que debajo de sus Dickies sus muslos aumentaban en masa muscular. Bien podría ir en carro de sitio a casa de su jaina, Sagy La Güera, pero quería hacer pierna para dejarla igual que brazos y pecho, ejercitados una hora antes en el gimnasio Mijares, en donde tiraba guante.

Por ir pensando en las manos de su jaina apretándole las piernas, estuvo a punto de caer en una alcantarilla destapada. La esquivó y frenó quemando llanta. Se asomó al hoyo y le escupió. El gargajo jamás encontró el agua sucia. Si hubiera caído dentro de él, pensó, a lo mejor era lo más seguro que nadie escuchara sus gritos y que su cuerpo jamás fuera encontrado. Imaginó a su Jechu rezando de rodillas ante la alcantarilla, y a Sagy La Güera llorando sus lágrimas de rímel negro, renegando al cielo por haberlo perdido. La tristeza le invadió. Apretó entre sus manos el rosario que colgaba de su cuello y decidió poner más atención en el camino ya que no deseaba hacer sufrir a sus dos mujeres amadas.

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Columna

La casa de la bruja


En la colonia Nueva Los Ángeles de Torreón, Coahuila, cuyas calles llevan el nombre de hombres y mujeres que la historia ha olvidado, existe una casa que se distingue de las demás por no tener número visible. También parece estar en obra negra, como si nunca hubiera sido habitada. Se encuentra ubicada en la avenida Adolfo Aymes, entre las calles Alonso Estrada y Salvador Valencia. Tiene tres pisos. El primero corresponde a una amplia cochera, resguardada por un portón blanco que se abre de par en par, flanqueado a su vez por dos rejas del mismo color.
Quien tenga el valor de asomarse por las rejas encontrará sillones desvencijados, llantas de auto, vitrinas, sillas y la escalera que da al segundo piso en el que se encuentran las habitaciones Seguir leyendo

Ensayo

Antes de que sea mujer

(Los perros, de Elena Garro).


Para disculpar a Elena Garro por haberse casado con Octavio Paz, hay que comprender que ella era una joven inexperta en las cuestiones de la vida. El ogro la tomó por sorpresa, desprevenida, y la sacó de la universidad dando al traste con su carrera de actriz, de bailarina y de escritora. Debió de haber, lo sospecho, por parte de Paz, mecanismos de chantaje que provocaron que ella, en modo mujer abnegada, diligente, respetuosa, declinara en favor de él para que se realizara como escritor en vez de ella.
Paradójicamente Paz le dio oportunidad de ejercer su oficio de escritora, en 1941, como reportera en la revista Así. En esta etapa de su vida Elena Garro escribió reportajes, entrevistas y aportó algún dinerillo extra al matrimonio que, casualmente, pasaba por apuros económicos. Seguir leyendo

Ensayo

Ironía incompleta (El tercer Fausto)

El legado teatral de Salvador Novo es impreciso. Puede agradecérsele que haya montado por primera vez en México, en la década de los cincuenta, a los dramaturgos Samuel Beckett, Sergio Magaña y Emilio Carballido; y se le debe reprochar hechos de menor importancia para la historia del teatro mexicano, como la escritura de unas lecciones de actuación que ya nadie sigue, y su dramaturgia de difícil actualización en nuestros tiempos modernos.
Para encontrar algo de vigencia en su dramaturgia hay que explorar la antología Diálogos –cuasi obras de teatro o simples conversaciones ingeniosas– hasta dar con El tercer Fausto. Sólo esta cuasi obra, escrita en 1934, puede generar interés en la actualidad por su tratamiento de la homosexualidad. Seguir leyendo

Ensayo

Guía rápida y personal de Jaime Augusto Shelley

Había que partir,
y no obstante,
aún quise esperar a que este último día,
este último dolor crepuscular a cuestas,
me despidiese en tus pupilas, alargándose.
 J.A.S., A la hora de partir.

El 29 de septiembre del 2020 falleció el poeta Jaime Augusto Shelley. Como él no despertará jamás, se me ha ocurrido escribir una guía personal de su obra con el fin de compartirla con otros lectores.

Existe una gran dificultad para lograr mi cometido. Todos sus libros están prácticamente agotados porque fueron de tirajes reducidos. No obstante, algo de su obra puede encontrarse en algunas antologías y en la internet, lo que asegura que, en algún momento, llegue a ser conocida por más personas. También cabe que se editen sus obras completas en los años por venir, como pasa con todo gran escritor que parte de esta vida. Habrá que esperar. Mientras esto sucede –que no ahora con el FCE por que tiene una política editorial pauperizada ya que se niega a publicar obras completas, además de que le quitaron el 75% de su presupuesto- me permito iniciar con este recorrido bibliográfico.

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Ensayo

Sobre la necesidad de unos pájaros negros

I

Óscar Liera vivió solamente 44 años pero dejó una dramaturgia sencilla, intensa y poética. Prueba de ello es Los negros pájaros del adiós que escribió en 1986.

Liera vuelve compleja a una anécdota muy sencilla –dos asesinatos- al distribuirla en 15 secuencias cinematográficas de narración no-lineal. Mediante esta estructura los personajes nos revelan los hechos, unas veces sucedidos en su memoria, y otras, llevándose a cabo en el presente de la obra.

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Ensayo

Octubre permanece mucho tiempo

I
En 1970 Pilar Campesino abordó el tema de la matanza de Tlatelolco con una obra llamada Octubre terminó hace mucho tiempo, la cual es considera uno de los más grandes referentes en la dramaturgia nacional que trata la fecha del 2 de octubre de 1968.

La obra se montó por primera vez, no en México sino en Nueva York, por razones de censura. Campesino da cuenta del hecho en la más reciente edición que se puede encontrar: Seguir leyendo

Columna

DE ANDAR DICTANDO CONFERENCIAS

Luego de soñarme escritor comencé a soñarme conferencista. No como predicador evangélico –que no me saldría mal, pienso-, sino como parte del ejercicio profesional inherente al trabajo de estar leyendo y escribiendo casi todas las horas de mis días.

Bien podría yo quedarme en casa, como Dios me trajo al mundo, leyendo hasta que muera, escribiendo hasta que gane un premio, tranquilo, sin que nadie me moleste, mamando toda la sabiduría que emana de los libros de mi biblioteca pero, si no comunico aquello que estoy aprendiendo, yo nada sería. Luego entonces, hay que buscar la manera de compartir sabiduría, por cualquier medio posible, ya sea publicando en blogs o dando conferencias. Seguir leyendo