Columna

Sobre «Amén de mariposas».

El más reciente encuentro que tuve con el género de la poesía fue hermoso. Les cuento: estaba yo leyendo una antología de nuevos poetas jóvenes del mundo, me aburrí hasta la muerte, cerré ese libro y tomé otro cuyo autor es Pedro Mir. Eso fue lo hermoso.

Estoy pensando seriamente en deshacerme la antología de poesía actual para no leerla nunca más y, de ser necesario, dedicarme horas enteras, milenos, si se puede, a releer el bellísimo poema Amén de mariposas, incluido en el volumen del que les hablo.

Hay que entrar en contexto para que compartan mi emoción. Pedro Mir fue un poeta dominicano sumamente desconocido para el mundo. A éste, se le caen los calzones ante Mario Benedetti; se le viene una erección con García Márquez; mama a Neruda; quiere un hijo de Nicolás Guillén –lo cual no sería mala idea–; pero a Mir, solamente le dedica una mirada de soslayo, un breve chequeo de arriba hacia abajo, sin ponerle mucho corazón.

Sin embargo, Pedro Mir es, digámoslo de esta manera, el poeta que siempre hemos querido conocer en exclusiva, manteniéndolo en secreto en un librero, para luego mostrarlo majestuosamente a todo aquél que nos pida algo bueno que leer.

Pedro Mir es, también podemos decirlo de esta manera, el poeta no mainstream que podemos oponer ante todo el resto de la poesía comercial que ha dado la espalda al pueblo por vende patrias y capitalista. Seguir leyendo