Cuento

Negro Didnava

Aquel mundo, tan parecido al nuestro en muchos aspectos y diferente en tantos otros, está llegando al fin del ciclo de rotación a su estrella, es decir también están por terminar su año. Ululen, un pequeño de la especie que habita aquel orbe se encuentra muy muy nervioso porque se acerca el día 52 de Breciendí (que es el último mes de su calendario) y tiene que hacer su carta a Solc Atnas.

Pareciera trivial que un niño de 7 slokis (alrededor de 7 años terrestres) tenga tanto miedo de escribir una misiva a alguna persona, pero nada de eso es irracional. Solc Atnas no es una persona, es una entidad bastante atemorizante. Si quisiera describirlo diría que se trata de una especie de demonio que se dedica a llevarse las cosas valiosas de los demás. Es por eso que Ululen está nervioso. Al cumplir sus 7 ahora él tiene que hacerse cargo de anotar lo que él quiere preservar y, lo más importante, a quienes quiere preservar, porque Solc Atnas no solo hace que desaparezcan cosas también se lleva individuos e incluso recuerdos sí se comete algún descuido.
Todos, grandes y chicos, en aquel lugar tienen que elaborar una lista que contenga las personas y cosas que desean preservar porque ese ente llega por debajo de la tierra, revisa todas las listas y si alguna persona, o alguna cosa, no está anotada en ningún lugar lo sustrae y se lo lleva al lugar más caliente del planeta de dónde no puede ser rescatado. Si por equivocación alguien escribe en el papel el nombre de alguien o alguna cosa que ya no exista entonces el flaco Sloc puede llevarse esa memoria. Se lleva ese recuerdo en venganza, por enojo, al pensar que lo quieren engañar enlistando alguien que ya no vive o alguna cosa que fue destruida.

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Cuento

CASI TODO SOBRE ÉSTE Y SOBRE AQUÉL

CAPÍTULO PRIMERO
UN INSULSO VIAJE EN CHAPALOVE

Esta es una de esas raras veces en que el chámion no va tan lleno y yo no estoy presionado de dejarle el asiento a ancianos cerillitos, a inválidos pediches o a señoras gordas que se suben con mandado y niños. Además, el ChapaLove me arrulla a volantazos y los rayos del sol entran por la ventanilla y se me clavan en los ojos haciéndome soñar. Seguir leyendo

Varios

El pequeño sutra del árbol y del fruto

Capítulo 3: Mara

Fue casi irreal mi encuentro con el abogado. La dirección era de calles cercanas al mercado antiguo de la ciudad. No hallé lugar para estacionarme cerca y tuve que caminar bastantes cuadras recorriendo todo un sector de la ciudad que por poco había olvidado. En mi camino me crucé con un rarámuri vendiendo cigarros y cargadores de iphone, una señora que anunciaba a todo pulmón un veneno “la solución contra las garrapatas”, más adelante una mujer quincuagenaria rapeaba con una base del Cartel de Santa e invitaba a la gente a sentarse en una fonda. Durante todo el trayecto hubo basura, charcos, el olor de perfumes con mucho pachuli, agua de rosas, colonia de flor de naranjo, todos esos aromas mezclados con el olor de las frituras y en las esquinas se les sumaba el hedor de los desperdicios. Las fachadas estaban atestadas de letreros de boticas, de yerberías, anuncios de gente que soba, gente que quita el latido, que levanta la mollera y también de lectura de las cartas y de las manos; todos pintados con colores muy brillantes y aderezados con personajes que nada tienen que ver con lo anunciado como Piolín, Spiderman y Pedro Picapiedra. Y entre dos letreros de ese tipo, debajo de uno de los edificios antiguos de la ciudad, a una puerta y un pasillo largo era a donde me llevaba la dirección que me habían dado. Tras caminar un buen trecho todo cambió. Toqué el timbre de un interfón color titanio en una puerta de seguridad y al escuchar el zumbido entré a otro mundo. Seguir leyendo

Cuento

Lacricholo (el tiro final)

S T A G E 1

A cada pedaleo en su ranfla, Lacricholo sentía que debajo de sus Dickies sus muslos aumentaban en masa muscular. Bien podría ir en carro de sitio a casa de su jaina, Sagy La Güera, pero quería hacer pierna para dejarla igual que brazos y pecho, ejercitados una hora antes en el gimnasio Mijares, en donde tiraba guante.

Por ir pensando en las manos de su jaina apretándole las piernas, estuvo a punto de caer en una alcantarilla destapada. La esquivó y frenó quemando llanta. Se asomó al hoyo y le escupió. El gargajo jamás encontró el agua sucia. Si hubiera caído dentro de él, pensó, a lo mejor era lo más seguro que nadie escuchara sus gritos y que su cuerpo jamás fuera encontrado. Imaginó a su Jechu rezando de rodillas ante la alcantarilla, y a Sagy La Güera llorando sus lágrimas de rímel negro, renegando al cielo por haberlo perdido. La tristeza le invadió. Apretó entre sus manos el rosario que colgaba de su cuello y decidió poner más atención en el camino ya que no deseaba hacer sufrir a sus dos mujeres amadas.

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Varios

El pequeño sutra del árbol y del fruto

Capitulo 2: Piri piri van van… Parinirvana … o algo así

Todos tratamos de representar algún papel, o al menos eso parece la mayoría del tiempo. Algunas veces nos aferramos a él hasta que no lo podemos seguir manteniendo más, hasta que el mundo nos dice que ya basta; la mayoría de las veces de maneras que no son agradables. Lo hacemos porque es fácil, quizás porque nos hemos habituado, nos aferramos a ciertas cosas hasta que un brusco cambio se sucede y nos obliga a abrir las manos y soltarlas. Quedamos confusos, sin saber qué hacer ni que partes de nosotros que no conocían los demás quedarán expuestas y en carne viva cuando la representación ha terminado. Al menos eso pasó con mamá, y por añadidura con Gustavo, cuando le dije que Beto que ya no estaba más.

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Ensayo

Antes de que sea mujer

(Los perros, de Elena Garro).


Para disculpar a Elena Garro por haberse casado con Octavio Paz, hay que comprender que ella era una joven inexperta en las cuestiones de la vida. El ogro la tomó por sorpresa, desprevenida, y la sacó de la universidad dando al traste con su carrera de actriz, de bailarina y de escritora. Debió de haber, lo sospecho, por parte de Paz, mecanismos de chantaje que provocaron que ella, en modo mujer abnegada, diligente, respetuosa, declinara en favor de él para que se realizara como escritor en vez de ella.
Paradójicamente Paz le dio oportunidad de ejercer su oficio de escritora, en 1941, como reportera en la revista Así. En esta etapa de su vida Elena Garro escribió reportajes, entrevistas y aportó algún dinerillo extra al matrimonio que, casualmente, pasaba por apuros económicos. Seguir leyendo

Ensayo

Sobre la necesidad de unos pájaros negros

I

Óscar Liera vivió solamente 44 años pero dejó una dramaturgia sencilla, intensa y poética. Prueba de ello es Los negros pájaros del adiós que escribió en 1986.

Liera vuelve compleja a una anécdota muy sencilla –dos asesinatos- al distribuirla en 15 secuencias cinematográficas de narración no-lineal. Mediante esta estructura los personajes nos revelan los hechos, unas veces sucedidos en su memoria, y otras, llevándose a cabo en el presente de la obra.

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Teatro

Tristemente

Un hombre de más de cuarenta años, pero menos de cincuenta, está parado en medio de la calle, sosteniendo un cartel de color brillante. El hombre coloca el cartel en el piso y escribe un mensaje que de momento no se ve. Deja de escribir. Siente que una lágrima se le viene por la mejilla. Está a punto de romper en llanto, pero se levanta rápidamente para echarse aire con el cartel y así secar sus lágrimas antes de que salgan de sus ojos. Cuando logra tranquilizarse, alza el cartel y por fin se puede leer: “SE DICEN COSAS GRATIS”. Eleva el cartel por encima de su cabeza y espera a que alguien lo lea. No pasa nadie. Le tiemblan las piernas. Desesperadamente intenta mantenerse de pie. No lo logra. Cae sobre sus rodillas. Aún mantiene el cartel sobre su cabeza, pero sus brazos se tambalean. Se pone el cartel en la boca y lo muerde con fuerza, para evitar que caiga al piso. Sus brazos desfallecen. Una mujer de más de cincuenta años, pero menos de sesenta, pasa de largo sin notar al HOMBRE. Regresa y sale por el lado contrario. Hace lo mismo tres veces más ante la mirada del hombre que, cada vez que ella pasa, abre los ojos para llamar su atención. Ella, por fin, lo nota. Lee cuidadosamente su cartel.

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Columna

FITNESS CLUB O ¡QUÉ BIEN TE ESTÁ CAYENDO EL SPINNING!

Leer no es malo

Los días 15 y 23 de junio de este glorioso año –es glorioso porque se me da la gana decirlo-, tuvo lugar la lectura dramatizada de Fitness club, de mi compañero-amigo-hermano, Alfredo Loera, en el Teatro Nazas y en Casa Aquelarre, respectivamente.

En la lectura participaron More Barret, Cony Múzquiz, Elena Reyes, Teresa Muñoz y Ángel Talamantes (como el Instructor y lector de las acotaciones); con una buena asistencia del público en ambos recintos teatrales. Y eso que no hubo sangre, ni orines, ni nuevos planos conceptuales de la escena ligada a los problemas sociales que provocan el capitalismo voraz, sino actores leyendo, simple y llanamente, el primer texto dramático de mi compinche-wing man-camarada Alfredo Loera.

Quiero destacar el hecho de que, si bien una lectura dramatizada no es del todo un hecho escénico, permite contemplar varios aspectos todavía teatrales. Por ejemplo, se puede ver algo de dirección, cierto grado de interpretación y, lo que pareciera ser rarísimo, un actor leyendo.

A mí me gusta mucho cómo leen Cony Múzquiz, Elena Reyes y Teresa Muñoz, y no me desagradó para nada las participaciones de Ángel Talamantes y de More Barret. Es que leer no es malo, sino bueno, de veras, puede intentarse, no hay corriente estética que lo prohíba. En nuestra revista hay algunos artículos que hablan sobre la lectura. Los recomiendo. Seguir leyendo

Columna

Estepa de apocalípsis (segunda parte)

Los autores incluidos

Es urgente elaborar una ética del curriculum vitae para determinar los axiomas que nos permitan incluir y omitir los estudios realizados, las obras publicadas y los datos biográficos en una ficha curricular.

Pienso que esta disciplina emergente le serviría sobre manera al editor de la revista Estepa del Nazas, por dos razones: la primera, porque lo obligaría a ser democrático e incluyente, y a tener un criterio uniforme.

Es que, de los 17 autores que fueron incluidos en el número 61 –el que apareció luego de tres años de silencio-, 3 no tienen ficha curricular. Me di cuenta porque estaba yo leyendo Me dueles suave patria, y quise conocer algo más de José Cháirez, autor del deficiente poema, para saber si era un novato o un poeta de mayor trayectoria. Pues no pude hacerlo. Tampoco pude saber si Ligia Macías y Pablo Astorga, eran africanos, aliens, naturales de Torreón, Gómez Palacio, o Lerdo.

En el mismo tema, el editor se vería obligado a decirle al escritor que no es necesario consignar todas las obras que ha publicado porque quita espacio a otros, como creo que sucedió con los tres anteriormente mencionados.

Por cierto, tengo la ligera sospecha de que el editor no es Saúl Rosales, aunque la revista lo ponga de manifiesto, sino alguien muy distraído. Si fuera Rosales, jamás habría olvidado incluir las fechas de sus tres últimos libros: Reseñas y señales de narrativa y poesías laguneras (2015), Jales sobre el habla lagunera (2014), y Teatro en la Laguna 1982-1992 (2013), en su propia ficha curricular. Seguir leyendo