Cuento

Femexfut

Ve perfectamente cómo empieza a moverse el balón, casi siente el golpe en su propia piel, lo ve elevarse rápido y caer. Extrañamente puede verse a sí mismo enmarcado por ése fondo de hilos en cuadrícula, haciéndolo parecer un figura vaga, como el diseño de una herramienta extraña en una tarea de dibujo industrial de un estudiante torpe e inexperto. Seguir leyendo

Columna

Yo soy ese hombre del último piso

Pareciera que uno no puede acostumbrarse a estas paredes. Cada día después de caminar un rato, regreso aquí sin verdaderamente encontrarles algo agradable. En ocasiones he querido poner en ellas objetos que me recuerden otras épocas, de mi infancia, por ejemplo, o de mi familia, cierta fotografía que pueda considerar reveladora. He dejado esos adornos, ahí colgados en el muro, con la esperanza de sentirme cómodo, pero no funciona. Seguir leyendo

Cuento

Muerte en vida

El hombre leyó la última frase del libro y lo cerró.

 

Buscó desesperado una libreta; como si en ello se le fuera la vida.

Anteriormente las hubo por montones. Siempre se debe tener una a la mano, solía decir a su mujer quien le respondía con un gesto condescendiente, como al niño que se le concede un capricho inofensivo.
Le encantaba escribir a mano, sentir el bolígrafo deslizarse Seguir leyendo

Columna

7 pecados

(Teatro Nazas 5 y 7 de octubre de 2013)

Primer acto

Otto Minera, luego del lanzamiento de la convocatoria para el primer taller para directores en Coahuila, selecciona seis laguneros y una saltillense para que monten Los 7 pecados de Thornton Wilder. Minera asesora a los directores. El Teatro Nazas promociona el proyecto en las redes sociales y genera un gran marketing centrado en los directores, sus elencos y de paso en cada uno de los pecados. Hay un tiempo de producción y ensayos Seguir leyendo

Cuento

Pesca deportiva

La lancha está en medio del lago, se escucha Amy Winehouse I put a spell on you, una rareza, en los altavoces del bote. Una mujer sale del camarote, va en topless y en tanga. Saca la tumbona plegable y la acomoda en la cubierta. Se unta bronceador acariciándose los senos, lento al principio, luego más fuerte hasta llegar a pellizcarse los pezones. Se pone de pie y dirige sus pasos cerca de los mandos, ahí hay cañas, toma una y de la caja de anzuelos toma uno grande. Acariciando un poco su monte de venus se quita la tanga para ensartarla en el anzuelo y de un solo movimiento tira una línea perfecta. Acomoda la caña y va cubierta a seguir tostándose.

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