Luis Carlos García

COLUMNA

Por Luis Carlos García

Columna

Leos Carax: tres películas para el encanto y una para la desilusión

Leos Carax (Alexaindre Cristoph Dupont, 1960) es un director francés intrigante que alcanzó renombre a temprana edad, que decidió cambiar de nombre a Leos Carax cuando tuvo su primera cámara a los diecisiete años.

Su primera película la filmó a los dieciocho años, a los veinte su segunda llamó la atención de algunos productores. A los veinticuatro logra su tercera película Boy meets girl (1984) con la que sale del ámbito amateur y llega a la Semana Internacional de la Crítica en Cannes.

Con Mala Sangre (Mauvais Sang, 1986) logra ya ubicarse como una de las mejores películas de la década, con una clara muestra de su talento que rinde tributo a los grandes maestros del cine francés (Godard, Truffaut, Franju).

Los Amantes del Puente Nuevo (Les Amants du Pont-Neuf, 1991) es celebrada nuevamente por la crítica. Sin embargo, ésta última película lo deja mal parado, pues el rodaje requirió mucho tiempo y dinero, fue interrumpida en varias ocasiones y tuvo que ser terminada en condiciones extremas. Después de ésta experiencia de éxtasis, riesgo y desconfianza con sus productores vendrá un tiempo de redefinición.

En los años 90’s algunos proyectos no cuajan porque, como dijo «para hacer películas se requieren cuatro elementos: salud, cómplices, dinero y actores». Uno de sus proyectos se llamó Strong Girl en los que participó Vanessa Paradis, Iggy Pop y David Bowie. Será hasta a finales de la década cuando aparezca Pola X (1999) cuando por fin complete un proyecto de largometraje, pero no logra un buen recibimiento en Cannes.

Vuelve a sus proyectos inconclusos, ya en la década de los 2000’s, intenta revalorar y modernizar historias tanto de Fritz Lang como de Melville, de Henry James como R. L. Stevenson, sin que ninguno de esos proyectos se concrete. Pero surge una idea: un monstruo de traje verde sale del alcantarillado para aterrorizar a la ciudad. Ésta es la trama de «Merde» (Mierda) un mediometraje parte de Tokyo! (2008) en colaboración con Michael Gondry y Bong Joon-ho.

Esa idea del monstruo del submundo continua desarrollándose para unirse a su más reciente y más conocida película: Motores Sagrados (Holy Motors, 2012). Dividió a Cannes en las críticas y fue opacada por Amour (dir. Micheal Haneke). Leos rechaza el premio a la mejor película en lengua extranjera con un singular mensaje para la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles.

La directora Tessa Louise-Salomé le hace un documental Mr. X (2014) para rendirle tributo a Leos Carax con el fin de recordarnos o para hacernos ver el valor de su obra y de su ambición, mezclando detrás de las entrevistas, escenas de las películas de Carax.

Tres películas del amor y el encanto

Denis Lavant es un actor, músico, vagabundo, de dotes camaleónicas y capacidades físicas que combinan las destrezas de un malabarista, el engaño de un mago o un gitano y la agilidad de un gimnasta. Generalmente de expresión facial dura pero de una fuerza corporal expresiva sin igual, un rostro para nada aceptable en la industria del estándar masculino y la proporción del rostro, pero con una peculiaridad única.

Denis ha acompañado a Leos en casi todos sus proyectos (excepto en Pola X). Alter-ego del propio Leos en sus tres primeras películas en las cuales es siempre Alex (el verdadero nombre de Leos). Denis es el espejo cinematográfico de Leos Carax.

En Boys meets Girl interpretará a un joven director de cine destrozado por el abandono de su novia que lo dejó para irse con su mejor amigo, los persigue y a su amigo lo intenta estrangular. Mientras vagabundea por la ciudad conoce a otra chica también recién dejada por su novio y empieza el camino del amor.

Ésta película filmada en blanco y negro, tributo al cine mudo, tal vez pueda ser demasiado juvenil, experimental, autobiográfica como todas las obras primerizas de grandes artistas, sin embargo, como dicen los productores «promete» por su inocencia, por la necesidad de que los actores participen naturalmente de sus personajes.

En Mauvais Sang, Denis interpretará al hijo de un ladrón que es requerido por los compinches de su padre para terminar un trabajo que quedó pendiente. En el ínter Alex dejará a su novia y sentirá un nuevo pinchazo de amor por Anna (Juliette Binoche), que resultará ser la amante de uno de los compinches.

La película se debate entre el manejo de la luz y la sombra, a la vez que explora el color. Una paleta de colores única, en la que demuestra que ya puede manejarlos y que lo distinguen. Julie Delpy y Juliette Binoche sumamente tiernas, infantiles, sublimadas, trabajando todo en la mirada. El guión está bien definido de inicio a fin, es una aventura clásica y moderna, el amor y la muerte, juvenil y madura.

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En Les Amants du Pont-Neuf, repiten los actores protagónicos, Denis interpreta a un vagabundo alcohólico que se enamora intempestivamente de otra pordiosera tuerta (Juliette Binoche) que pinta retratos a lápiz. Él la invitará a uno de los puentes icónicos de París, que se encuentra en construcción, y que sirve de refugio ideal.

En las tres películas el baile, el amor, la juventud y la música serán parte del leitmotiv, parte de la historia misma. Sin la comprensión de que estos elementos son parte de su cine, y el cine sin ellas no es nada, estas tres películas difícilmente pueden ser valoradas en totalidad.

En Les Amants además se enfrenta al riesgo, Juliette dice que estuvo a punto de perder la vida en el río Sena en una toma, pero tanto Leos como sus actores entendieron que el cine no es diferente de la vida y que necesitaban explorar los límites de la supervivencia. Cuando no te queda nada, cuando no tienes casa ni dinero ni auto ni proyectos, quedarán los sueños, el amor, la música y el baile. Ese es el gran encanto de estas tres películas.

El camino hacia el desencanto

Tokio! Es una película que va contracorriente con lo que se hizo en la colección de cortometrajes en Paris, je t’aime (2006) o en New York, I love you (2008) cuando lo que hacen es dar una mirada positiva, sorpresiva pero benéfica de esas grandes ciudades. En cambio Tokyo! es retadora, crítica, casi perturbadora. Merde, el mediometraje de Leos, es ácido, de un humor perverso.

La historia del monstruo del submundo, es un semihombre, un bárbaro de idioma incomprensible, de movimientos espasmódicos, que come flores y papel moneda, fumador compulsivo, de aspecto de duende maléfico que lanza granadas a la población inocente a la vez que lame la axila de mujeres hermosas como los hacía Apollinaire a sus prostitutas.

Es Holy Motors donde se retoma al monstruo del submundo, ahora en París raptando a una supermodelo (Eva Mendes) para llevársela al subterráneo. Ahora es Mr. Oscar (Denis Lavant) quien interpreta diversos papeles, entre ellos el monstruo, y no queda definido en realidad cuál es su verdadero personaje, al parecer, trabaja para una agencia de actuación que debe cumplir con los requisitos de realidad para los clientes: se contratan actores para escenas de la vida real – y esto es una mera interpretación de la trama –.

Mr. Oscar se transforma según el sketch que le sea asignado, podemos ver cómo se maquilla dentro de la limosina que lo transporta, cada escena es una misión que cumplir. Comienza siendo un hombre de negocios que asesina otro hombre de negocios idéntico a él. Luego pasa a ser una vieja limosnera que cruza las calles de París, después en un delincuente y así va atendiendo cada una de sus “rendez-vous”.

Holy Motors pudiera ser un ejemplo del acostumbrado cine francés más intelectual, pero Leos no deja de emplear los diferentes modos de montar las escenas, y el uso simbólico y crítico, no deja fuera la música ni el melodrama en algunos de los sketch. Ésta es una película que no privilegia el diálogo, que sigue siendo “cinematográfica”. Leos sabe bien que en los 70’s el cine francés se hizo muy político, intelectual, y por lo mismo, muy hablado y poco demostrativo, lo que no parece ser de su gusto.

La película contiene escenas impactantes, imágenes que no tienen origen ni parangón en el universo fílmico – lo que personalmente considero su mayor logro – encontrando la belleza en imágenes repugnantes y asombrosas. Usa a la vez tecnología digital con elementos clásicos de rodaje, rompe la trama al esquematizar la historia en tramas alternas, y los personajes son y no son al mismo tiempo.

Algunos consideran que Holy Motors es un réquiem a la historia del cine (cfr. Le Monde), pero él mismo lo niega, y tal vez eso sería emparentarlo demasiado con Godard, quién es el maestro de teorizar el cine y la falsa profundidad, v.g. Adios al lenguaje (2014). En todo caso, Leos entiende bien que la imagen fílmica tiene un impacto directo, más que la palabra hablada, y que la exageración ideológica o teorizante destruye al cine.

Cada acto-misión a cumplir que representa Denis es una mirada crítica a la vida moderna, pero el discurso teórico lo arma el espectador fuera de la película y no el director dentro de ella. El jefe de la agencia le pregunta a Mr. Oscar si no ha perdido el toque, si no se siente cansado, como anticipando su despido, insinuando que su trabajo es ayudar a los demás a sentirse más vivos. Él responde que la belleza es belleza aún cuando nadie la mire. Éste sería el fragmento más hablado de la película, todo lo demás es imagen, acción, sin ser pura imagen conceptualizada como Godard.

Holy Motors es nostálgica a la vez que provocadora, la música acompaña y es parte del entreacto, pero vive todavía dentro de la película. Hay algo melancólico en toda ella, sin embargo, como me considero un cinéfilo y no un crítico de cine, me gustaría creer que Carax siente el desencanto y la desilusión no por el cine sino por la vida moderna, porque el cine es y seguirá siendo el mejor sueño que podamos vivir, como la canción de David Bowie I live my dream, la cuestión es que la vida no es tan fácil de embellecer, y todo artista tiene esa única tarea.

Luis Carlos García

Luis Carlos García

Nacido en 1986 en Torreón, Coahuila. Estudió ingeniería en alimentos y licenciatura en filosofía. Hizo el diplomado en creación literaria de la Escuela de Escritores de la Laguna de 2006 a 2008, en la que después se desempeñó como maestro de filosofía. Actualmente divide su tiempo entre las obligaciones profesionales y su vocación por la filosofía y la literatura.