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Una noche de notas una noche loca.

Estos eran dos amigos que llegaron a una casa buscando a un tercero. Lo encuentran muerto –probablemente por suicidio-, y nada más porque se les hinchan los huevos se ponen a buscar la nota suicida.

Esta invasión a la privacidad de los cajones del muertito se vuelve para los dos amigos –A y B-, una odisea, unas vacaciones en el estómago de una ballena, una temporada de cuarenta días en el desierto, un viaje hacia la India, etc., donde se pondrán a prueba las nociones de amistad y de vida, dando como resultado que ambas cosas no sirven para nada.

De esto trata Nota sin título de Carlos Portillo, dirigida por Ricardo Bugarín de la compañía Gula Teatro. De eso y nada más.

Voy a dejar de lado al texto -porque no me interesó-, para concentrarme en la propuesta escénica, y principalmente en Bugarín pensado como director. Seguir leyendo

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Dos libros en cierta estima

En la casa de ustedes, que es la mía, tengo una biblioteca como la de Babel. Ya saben, libros sobre libros que forman columnas que parecen sostener el cielo.

Entre mis posesiones más valiosas se encuentran la Biblia de Gutemberg, la edición manuscrita del Quijote y la primera versión de Cien años de soledad, cuando apenas iba en la primera década. Esa versión se llamaba Década de soledad. Más tarde se llamaría Bodas de plata de soledad, y así hasta completar la centuria.

El poseer estos tesoros de la literatura universal me ha vuelto blanco de secuestro. Por mí pueden venir por ellos y llevárselos. No me importan. Yo soy como el hermano Francisco, si es que el santo de Asís hubiera sido bibliómano. Es decir, deseo pocos libros y los libros que deseo, los deseo poco. Seguir leyendo

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¡chulas tertulias!

No recuerdo en que año vi Media Noche En París de Woody Allen, pero sí recuerdo haber dicho ‹‹¡Ay, qué bonito!›› cuando su alter ego conoció a Ernest Hemingway.

Seguí el resto de la película más embelesado que con una porno, haciéndome chaquetas literarias con los otros personajes que interactuaban con alter Allen.

Me dije ‹‹yo estaría de nalgas por conocer a Eliot››, ‹‹¿por qué no vivo en Nueva York?››, ‹‹¿por qué mi belle époque se centra ahora en los bares hípsters del distrito Colón?››. Terminé la película con un cuadro de nostalgia, que llevé conmigo a las diversas cantinas que frecuento, con la vana ilusión de encontrar a un Buñuel.

Hasta que un día dejé de andarme con mamadas. Retomé mis terapias de autoestima y me dije ‹‹sí has tenido tertulias literarias con personajes que, si bien no son Borges, son ellos mismos››. Y me la he pasado de poquísima madre. Y también me la he pasado tan aburrido como aquella vez en que me puse a ver crecer el pasto. Seguir leyendo

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Juan Rulfo

Lo leí en la adolescencia. Recuerdo que compré Pedro Páramo en la Soriana. Años después, ese volumen se lo regalé a una mujer, quería que lo leyera. ¿Será redundante comentar el deslumbramiento que me causó la novela? Quizá lo que más me sorprendió fue el lenguaje. En mi experiencia los libros tenían una lengua distante, una lengua que no me pertenecía. But many have claimed that this formula is able to increase purchase levitra quality as well as enhance men’s appetite. Some benefits of ordering viagra online include firm and long lasting erection , restoration of self- esteem , passionate moments etc. This is because parents are concerned about preventing early sickness or ailments in their child’s life. discount sildenafil Additionally, some patients experienced pruritus (strong itch), urticaria (hives), testicular viagra sale buy pain and swelling of the lips and face and Testicular pain. Pedro Páramo engendró en mí la escritura y me hizo creer en los libros, lo cual ya es mucho. Pareciera que nada más puede decirse de este autor que no se haya dicho de mejor manera. Alfonso Reyes comentaba que después de escuchar un gran poema sólo queda el silencio. Y así pasa cuando uno termina de leer Pedro Páramo.

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Bloqueo de escritor

Es esa enfermedad moderna, creada por el hombre al mismo tiempo que la depresión pos parto, el dolor de espalda, el calentamiento global, el SIDA.

Describe la afección dolorosa que provoca el no poder escribir. Así como lo dijera Vallejo –el César-, “Quiero escribir pero me sale espuma”, pero con un gemido lastimero.

En otras palabras es la incapacidad total momentánea que tiene el escritor, en exclusiva –porque no se aplica a ninguna otra profesión. Es decir, no hay un abogado que diga “ay, no quiero litigar”, no hay un maquillista que diga “ay, no me salen las sombras”.

No terminé la idea. Dije que es la incapacidad total momentánea que priva al escritor de sus facultades grafológicas. O sea, no puede escribir. No puede poner una letra junto con la otra para formar una oración.

En otros casos muestra síntomas de entumecimiento de las cualidades volitivas para continuar con los o tres renglones que escribió en una servilleta, la otra vez que estuvo en la cantina y sintió el llamado de la inspiración.

El síntoma más claro es la queja. El escritor pega un grito estridente, como si recién le hubieran amputado las piernas. Peor que una madre cuando se le pierde el hijo. Más grave que cuando te golpeas el dedo chiquito del pie con una pata de la mesa. Seguir leyendo

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Teatro y turismo

Hoy quiero sorprender al mundo con la siguiente declaración: incluso entre los laguneros hay gente ingenua. Lo peor del caso es que hablan. Peor tantito, opinan sobre teatro. Peor se las platicaré, creen que hay una relación directa entre turismo y teatro.

Es muy fácil decir que la relación entre teatro y turismo es la misma que hay entre teatro y césped pero, para efectos de entretenimiento, analicemos la cuestión.

Hay personas que tienen en su mente la idea de que por hacer teatro la gente de otras latitudes vendrá a La Laguna, y en lugar de saludar a la familia, se gastarán hasta su último centavo en un boleto para entrar al Isauro Martínez. Seguir leyendo

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Las ñoras de antaño

De seguro ustedes saben -porque lo leyeron en Facebook- que el 27 de marzo es el día mundial del teatro. Y en este corriente año hubo actividades en casi todos los recintos culturales, incluso en el Dolores del Río de la Casa de la Cultura Ernestina Gamboa, el cual creíamos inexistente a fuerza de olvido.

Maratones, lecturas dramatizadas, puestas en escena, conferencias… Quisiera haber sido omnipresente para reportarles a placer, pero no lo soy. Tengo otros superpoderes, pero todavía no desarrollo ni la bilocación siquiera.

Y la fiesta continuó… solamente nos faltabas tú… Como parte de las festividades conmemorativas del día mundial del teatro, el 30 de marzo se presentó Las damas de antaño dirigida por Teresa Muñoz, producida por Torrente Teatral, en la Casa Aquelarre, el hogar de la equidad de género. Seguir leyendo

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Un acercamiento al engaño

¿Se puede engañar en la literatura? Yo creo que sí. Yo creo que muchos de los que nos interesamos en las letras, hemos sido víctimas de pseudo maestros de la misma manera en que la gente cae en las garras de OmniLife.

Uno, simple mortal, quiere aprender algo de literatura. Naturalmente busca un maestro que funcione como guía en éste árido paraje lagunero. Ahí anda uno, desposeído de su vocación, con la tímida convicción de que hay con queso las gordas para dedicarse a escribir, no como pasatiempo sino como profesión.

Para no variar, a los maestros se les encuentra encabezando un taller en una institución cultural –o en un café, o en el patio de su casa que es particular-. Se asiste, se toman notas, se leen sus recomendaciones, se le comienza a admirar porque nos revela aspectos vitales ignorados por mucho tiempo.

Luego comenzamos a replicar sus conceptos críticos, dentro de su taller y en nuestros estados de Facebook. La devoción aumenta cuando nos vemos agraciados con un comentario positivo sobre la obra que le presentamos:

-¡Qué maravilla! Ya te lo quiero publicar…

O nos entristecemos porque todavía no logramos el ideal marcado desde la perspectiva magisterial:

-Sí… Mira… Es buen cuento, pero le faltaron putas. Seguir leyendo